En un entierro natural, las cenizas del difunto se entierran en un paisaje tranquilo y silencioso. El entierro de la urna puede tener lugar en una zona especialmente designada, como un prado, junto a un árbol, una roca, un arroyo u otro entorno natural. La urna se coloca en el suelo bajo el césped, donde el difunto encontrará su última morada. En esta forma de entierro no se suelen utilizar lápidas, cruces funerarias ni adornos florales para preservar el carácter natural del entorno.
El "Oasis de la Eternidad" es un lugar en el cantón suizo de Valais donde se pueden realizar entierros naturales en los Alpes de Valais. Las cenizas del difunto pueden enterrarse bajo la hierba en un idilio pacífico (sin urna). En el "Oasis de la Eternidad" no hay caminos, monumentos funerarios ni otras marcas conmemorativas para preservar el carácter natural de la región. Aquí no hay mantenimiento de tumbas, porque la naturaleza se encarga de ello.